Reconozco que hacía ya varios años, concretamente desde que publicó The Road We're On allá por 2003, que la producción discográfica de Sonny Landreth no me emocionaba lo suficiente aunque no por falta de calidad en sus trabajos sino más bien porque sus incursiones musicales en otros estilos no terminaban de interesarme lo bastante como para dedicarle más tiempo del estrictamente necesario para escucharlos.
Pero este disco sí me ha devuelto a los buenos tiempos. En él recupera la estricta formación de power trio junto con sus habituales Brian Brignac a la batería, y David Ranson en el bajo para acometer una decena de temas que incluyen algunos clásicos y otros propios (uno de ellos, Firebird Blues, dedicado al desaparecido Johnny Winter) que, tamizados por su toque personal con el slide que le ha hecho ser uno de los más innovadores utilizándolo, nos deja un excelente disco que merece la pena ser tenido en cuenta.
