Hay artistas que con su sola presencia (y por supuesto la de su instrumento) pueden hacer que algo se convierta de bueno a muy bueno o incluso extraordinario. Y esto es lo que ha ocurrido con este trabajo. No quisiera ser injusto con Ben Harper, músico ya con la suficiente experiencia a pesar de su relativa juventud, pero si he de ser sincero nunca había terminado de engancharme a su onda, por más que siempre haya tratado de profundizar en las raíces del blues y a pesar de ser un reconocido artista del lap steel. Pero este disco es otra cosa. Su asociación con Charlie Musselwhite que según confesión de ambos era un asunto pendiente de hace ya varios años, cuando coincidieron en un escenario con John Lee Hooker, ha supuesto la pincelada magistral que convierte, como decía antes, lo bueno en muy bueno.
No voy a extenderme demasiado en glosar las virtudes que CH.M. nos ha ido dejando a lo largo de su carrera. Que es un excepcional armonicista e intérprete de blues lo sabemos más que de sobra y que su inclusión en 2010 en el Blues Hall Of Fame fue la consecuencia de ello.
En este disco encontramos lo más o menos habitual en Ben Harper, es decir, blues, gospel, R&B... pero el resultado es magnífico. Un disco que probablemente se convierta en uno de los mejores del género en 2013. A mi me ha encantado y me ha enganchado como hacía tiempo no me ocurría.
Comprobadlo y veréis.
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