Aferrado como lapa a una roca. Así nos podríamos referir a Robben Ford ante esta entrega recién editada en la que la fidelidad a su estilo tan característico y que le hace tan reconocible queda patente desde el primer acorde. Por ello, los seguidores de este artista no van a decepcionarse lo más mínimo aunque por contra que no esperen nada nuevo.
En esta ocasión nos presenta diez temas de los cuales dos son propios (mejor dicho, uno firmado por él y otro por su esposa Anne Kerry) mientras que los otros son versiones de canciones ajenas que van de Big Joe Williams a Bob Dylan pasando por Alain Toussaint, entre otros. Una vez tamizados por su vena jazzy habitual queda un disco perfectamente personalizado, inequívoco, fiel a sí mismo, con su inconfundible y majestuoso toque de guitarra y con esa voz tan atípica y tan personal.
Recomendable.