Me encanta notar la positiva evolución de un artista porque lo primero que significa es que no se ha dormido en los laureles y que su trabajo no se reduce a un mero ir tirando, sino a tratar de mejorar en todos los aspectos que abarca la creación musical intentando ofrecer cada vez algo más con lo que ello implica de dedicación y esfuerzo.
Bryce Janey nos entrega en este 2010 un disco que, aparte de ser excelente, cumple con lo dicho antes. Sin duda es su mejor disco, un disco de blues rock total, de muchos sabores, de algún que otro homenaje (Johnny Winter, Robin Trower) y sobre todo muy trabajado, con su habitual estructura de power trio contundente (Dan Johnson, al bajo y Eric Douglas a los parches) y sin olvidarme de la voz con ese toque de gravedad que resulta tan adecuado.
El listón lo ha puesto alto; sus trabajos venideros auguran cosas grandes que con suerte le harán ser más conocido sobre todo fuera de EE.UU. y creo que justamente.
